Cuando alguien se va para
siempre, lo mas oído, es que lastima, pobrecito, que buena persona era, y un
largo etc. que nos ocuparía varias páginas, de esas que no quiero escribir, por
lo empalagosa que son.
En el caso que nos ocupa, se podía
decir eso, y mucho mas, por que ha muerto, murió cuando nadie lo esperaba, una
gran persona. Una persona que llenaba cualquier lugar con su presencia y su
voz, sus risas y enfados.
Cuando lo conocí en una de esas
quedadas del grupo de fotógrafos sevillanos, la primera impresión es esa de
decir, joder, que tío, a este hay que seguirlo, este debe ser amigo mío, y la
verdad que el siempre se prestaba a eso y mucho mas, cuando le pedías un favor
y estaba en su mano allí estaba para hacértelo. Gran organizador y orador, creo
que sin su dedicación y sin su constancia, alguna que otra cosa del grupo, no
se hubieran realizado.
Que decir de una persona, que
aunque no tenias un trato diario, una persona, a la que se ve una vez al mes y
a veces ni eso, por motivos, laborales, familiares etc. pero que siempre que
vas a alguna KDD del grupo, siempre vas pensando, que este Ricardo, tengo que
comentarle esto o aquello, porque siempre como digo estaba dispuesto a
escuchar, y a dar consejos, esos consejos que escuchaban los más jóvenes con admiración
y con alegría y amistad.
Que gran verdad aquella que para
morir, solo hay que estar vivo, ni mas bueno, ni más malo, ni más rico, ni más
pobre, ni más guapo, ni más feo, simplemente estar vivo, y eso le pasaba a
nuestro amigo y además estaba muy vivo, y esa vida, nos la transmitía, nos
hacia estar vivos con él, ser un poco mas felices, pero también con él, se nos
ha ido un poco de nosotros, con el se ha ido siempre un gran amigo y una mejor
persona.
IN
MEMORIAN DE RICARDO ACOSTA PRIETO.